SM el Rey dirige un mensaje a los participantes en la XIII sesión de la Conferencia "Fikr"
SM el Rey Mohammed VI dirigió un mensaje a los participantes en la XIII sesión de la Conferencia "Fikr", cuyos trabajos arrancaron miércoles en Sjirat. He aquí el texto íntegro del mensaje real cuya lectura fue dada por Abdeltif Menouni, Consejero de SM el Rey:
"Loor a Dios único, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros
Señor Presidente,
Señoras y Señores,
Es realmente un motivo de orgullo que el Reino de Marruecos, tierra del diálogo y encuentro de culturas, acoja la decimotercera edición del Congreso "Fikr", al que Hemos querido otorgar Nuestro Alto Patrocinio.
Nos complace, en primer lugar, expresar Nuestra sincera consideración a la "Fundación del Pensamiento Árabe" que preside Nuestro Hermano, Su Alteza Real el Príncipe Khalid Al Faisal bin Abdulaziz Al Saud, y a todos los miembros de su Consejo rector y Consejo de administración, por sus continuos esfuerzos para favorecer el desarrollo de la conciencia hacia las constantes, principios e ideales de la Nación, realzando los valores del pensamiento, el esfuerzo y la creatividad en el mundo árabe.
Por otra parte, queremos resaltar las actividades de esta fundación intelectual, convertida en espacio abierto para el diálogo constructivo, el debate sereno, y el intercambio de opiniones entre académicos y personalidades intelectuales, culturales, políticas y mediáticas, en torno a los actuales problemas y cuestiones árabes y mundiales.
En este contexto, queremos poner de relieve la elección del tema de "la complementariedad árabe: el sueño de la unidad y la realidad de la fragmentación", en consideración de su íntima vinculación con la realidad de la situación vivida por nuestro mundo árabe, sobre todo en el marco de las rápidas mutaciones que está conociendo.
He aquí una oportuna ocasión para evocar la enorme responsabilidad que recae sobre los intelectuales árabes así como el papel que les corresponde en la concienciación e ilustración, amén de analizar objetivamente la situación en los países árabes. La reunión que hoy celebran Ustedes es la prueba de que son conscientes de tal responsabilidad y el reflejo de su empeño en aportar la correspondiente contribución para erigir mayores puentes de unidad y fraternidad entre los pueblos de la nación árabe, así como para realizar la complementariedad y solidaridad entre todos sus componentes.
Señoras y Señores,
Los motivos que unen a los países árabes superan aquellos que los separan. Efectivamente, la fuerza unificadora de la historia y la civilización, la continuidad geográfica que los enlaza, amén de su armonía humana y complementariedad natural, tienen lugar gracias a los enormes recursos humanos y naturales que poseen en abundancia. Los pueblos árabes se hallan unidos en el seno del credo, la lengua y la cultura, además de los vínculos de sangre, fraternidad y destino común.
Sin embargo, no podemos sino lamentarnos ante la realidad de la fragmentación y división que marca las relaciones entre tales países. Así pues, la mayor parte de los países árabes viven verdaderas diferencias crónicas entre sí y estériles conflictos internos, además de los crecientes sectarismos, extremismo y terrorismo.
Algunos de estos países desperdician las energías de sus pueblos en cuestiones superfluas y conflictos artificiales que atizan las tendencias de división y separación.
Ante esta situación que los pueblos árabes rechazan, la complementariedad viene a ser una imperiosa necesidad. Sin embargo, frente a los progresivos retos que conoce el mundo árabe y demás partes del globo, se impone abordar este tema con un nuevo enfoque realista.
Así pues, a pesar de que los países árabes, desde hace décadas, emprendieron la vía de asentar los cimientos de la complementariedad, en tanto que primera etapa por el camino de la unidad, estableciendo numerosos acuerdos y anunciando valientes decisiones con ocasión de numerosos congresos, sin embargo los resultados fueron decepcionantes, permaneciendo lejos de responder a las ambiciones populares y oficiales.
Ahora bien, la unidad árabe no es un sueño de difícil realización, ni tampoco un espejismo inútil de querer atrapar, sino que es una ambición legítima realizable y una necesidad estratégica en cuya materialización todos deben contribuir.
Por otra parte, la complementariedad árabe no significa el ostracismo y el aislamiento del mundo, sino que debe constituir un aliciente para afianzar la profundidad africana y asiática del mundo árabe, así como ampliar sus relaciones con las distintas potencias y agrupamientos regionales e internacionales.
El mundo árabe que en numerosas ocasiones ha fallado a su cita con la historia, constata que la puesta en marcha de la complementariedad no debe permanecer como un eslogan aplazado de manera indefinida.
Tampoco se trata únicamente de una opción para promover el desarrollo, sino más bien de una inexorable necesidad para permanecer ante la hegemonía de los agrupamientos fuertes. Por lo tanto, o bien nos unimos o desaparecemos; sino, vamos a permanecer como meros entes sin peso en la escena internacional.
Señoras y Señores,
Los países árabes se hallan hoy en una encrucijada. Existen retos de desarrollo y de seguridad, así como imperiosas ambiciones populares para alcanzar mayores derechos, libertades, dignidad humana y justicia social. Satisfacer tales ambiciones pasa obligatoriamente por la complementariedad, la unidad y la integración.
Ya es hora de ir pensando en el modo de restituir la cohesión al mundo árabe y unir su palabra, con sincera intención y fuerte voluntad para hacer frente a los verdaderos desafíos de sus pueblos, en el seno de una visión global y multidimensional.
Ello será posible únicamente a través de la realización de reconciliaciones entre los países árabes y la superación de los motivos de separación y fragmentación, uniendo las posiciones y fortaleciendo la acción árabe común, en el seno del respeto de la soberanía de los Estados y su unidad nacional e integridad territorial. Asimismo, se ha de obrar por la reforma de la Liga Árabe, consolidando sus competencias, en la medida en que constituye nuestra casa común y el marco adecuado para el tratamiento de las cuestiones árabes y elaboración de nuestros planes de desarrollo y unidad.
En este sentido, la dimensión económica se perfila como un pilar fundamental para consolidar la unidad y realizar la integración de desarrollo, en consideración de que representa una plataforma para el establecimiento de un agrupamiento árabe influyente en su entorno regional y mundial. Por ello, se ha de obrar por la fructificación de la complementariedad económica entre los países árabes, orientándose hacia la consecución de una verdadera integración económica fundada sobre la incentivación de las inversiones recíprocas, con vistas a la creación de un mercado común árabe, especialmente a través de la puesta en práctica del Acuerdo de libre cambio de Agadir, teniendo siempre presentes las virtudes de la solidaridad, en beneficio de todos los pueblos árabes.
Efectivamente, los recursos naturales que posee la región árabe han de constituir un factor que favorece la consolidación de la unidad y concordia, y no un motivo de división y discordia.
En este marco, la activación de los agrupamientos regionales existentes es susceptible de constituir una verdadera locomotora que refleje nuestra ambición de complementariedad y unidad, adoptando un enfoque participativo e integrador entre poderes gubernamentales, consejos electos, sector privado y organizaciones de la sociedad civil, en el seno de la apertura sobre todos los socios.
Si el Consejo de Cooperación del Golfo avanza de manera constante sobre la vía de la consolidación de la unidad del Golfo, no nos cabe sino mirar con pena y tristeza, el rechazable estancamiento que conoce la Unión magrebí, debido a orientaciones improductivas que no hacen sino consagrar y prolongar la situación actual, generando una especie de frustración en los ánimos de los pueblos magrebíes, llevándoles a perder la confianza en el futuro.
Por otra parte, conviene tender mayores puentes de comunicación y entendimiento entre los hijos de la nación árabe, abriendo las fronteras ante los mismos y ofreciéndoles las oportunidades de empleo e interacción con su entorno regional, así como brindándoles la posibilidad de abrirse sobre la sociedad del conocimiento y la comunicación, amén de estimular las iniciativas de la sociedad civil que se erigen como factor determinante en la toma de decisiones.
En este sentido, Ustedes son conscientes del importante papel que los intelectuales han de desempeñar en tanto que contrapoder y fuerza de proposición, ya sea en el ámbito de la concienciación e ilustración, o en la defensa de los intereses supremos de los pueblos árabes.
Amén de ser la conciencia de la nación y albergar las preocupaciones y ambiciones de su pueblo, el verdadero intelectual es quien se compromete a defender las causas de la misma y se aferra a los principios de la unidad árabe, lejos de toda influencia ideológica o decisión política.
Señoras y Señores,
Fiel a los lazos de fraternidad árabe y a la virtud de la solidaridad, Marruecos seguirá constantemente abierto a todas las iniciativas unificadoras.
Asimismo, convencido del ineludible destino común y empeñado en la capitalización de los denominadores comunes del conjunto de los países árabes, Marruecos no escatimará esfuerzo alguno a favor de la eclosión de un importante agrupamiento árabe, capaz de defender las justas causas árabes y sus intereses supremos y decisivos.
De igual modo, y en el marco de su compromiso para con la promoción de la cultura, el esfuerzo y la creatividad, Marruecos invita a todos los intelectuales árabes a afianzar las vías de comunicación y entendimiento entre las élites y los pueblos árabes, con el fin de favorecer el surgimiento de un renacimiento intelectual árabe global, en tanto que instrumento para la consolidación de la unidad de los pueblos.
Desde esta perspectiva, los pueblos árabes esperan que este importante encuentro intelectual no sirva únicamente para la mera crítica de la realidad árabe y evocar nostálgicamente el resplandeciente pasado, sino que constituya una ocasión para que examinéis, con total objetividad e imparcialidad, los verdaderos motivos que han desembocado en esta situación, así como para intercambiar opiniones acerca de las vías susceptibles de contribuir en el cambio de la misma, a fin de colocar el mundo árabe en la posición que sus hijos anhelan.
Estamos persuadidos de que este encuentro en que participan destacadas personalidades intelectuales, políticas, académicas y mediáticas, distinguidas por su amplia cualificación, experiencia y sincero celo por la unidad de la nación árabe, culminará formulando recomendaciones y propuestas constructivas, capaces de superar la realidad de fragmentación y división para sembrar la esperanza de un futuro mejor, marcado por el espíritu de fraternidad, unidad y solidaridad.
Al dar la bienvenida a los honorables huéspedes de Marruecos, deseándoles una agradable estancia entre nosotros, imploramos al Todopoderoso culmine vuestros trabajos con pleno éxito.
El saludo, la bendición de Dios el Altísimo y sus gracias, sean con vosotros".
MAP 03 Diciembre 2014